viernes, 8 de febrero de 2013

CUARESMA 2013 "MÁS ALLÁ DE LAS APARIENCIAS"

CUARESMA 2013
MÁS ALLÁ DE LAS APARIENCIAS
“Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos”(Mt.6,1)

Iniciamos la Cuaresma, tiempo de conversión. Cada día vemos la realidad humana de hombres y mujeres, con el deseo en su corazón de dar un paso adelante para cambiar su vida, para salir de su vicio, para iluminar su obscuridad, para pasar la frontera, cruzar a la otra orilla, sentir en su corazón una paz profunda que borre su temor, su miedo, su desconfianza, encontrarse con alguien que le dé seguridad, la respuesta que no encuentra a las ansias más profundas de su alma.
En el fondo, la humanidad entera está llena de peregrinos que caminan buscando la felicidad, muchas veces por caminos equivocados, comerciantes que compran y venden queriendo hacer el gran negocio de su vida, pero guiados sólo por las apariencias de fuera, sin descubrir las auténticas riquezas que tienen las personas por dentro.
Vivimos en un mundo cambiante, como lo constatan los Obispos de América Latina en Aparecida, “vivimos en un cambio de época, cuyo nivel más profundo es el cultural. Se desvanece la concepción integral del ser humano en su relación con el mundo y con Dios; aquí está el gran error de las tendencias dominantes en el último siglo…Quien excluye a Dios de su horizonte, falsifica el concepto de la realidad y sólo puede terminar en caminos equivocados y con recetas destructivas” (n°44)
Más en la condición de la naturaleza humana siguen siempre presentes las tendencias y tentaciones del poder, del tener y del placer como raíces que no acabamos de dominar y de las que depende el equilibrio humano y la realización personal. A lo largo de la historia humana las distintas culturas han ido dando respuestas y cauces a las aspiraciones profundas personales y comunitarias. Hoy nos toca a nosotros mirar con ojos limpios la realidad en la que se mueve nuestra sociedad, para dar una respuesta que oriente el camino a seguir.
Cada día es más patente la cultura del mercado donde creemos que todo lo podemos comprar y vender, usar y botar, sin importarnos las consecuencias que ello traiga, dejando a un lado la preocupación por el bien común y dando paso a la realización inmediata del deseo individual. ”La ciencia y la técnica son puestas exclusivamente al servicio del mercado con los únicos criterios de la eficacia, la rentabilidad y lo funcional “
Sigue diciendo Aparecida: “Se verifica a nivel masivo una especie de nueva colonización cultural por imposición de culturas artificiales…con una tendencia hacia la afirmación exasperada de derechos individuales y subjetivos...los cambios culturales han modificado los roles tradicionales de varones y mujeres…buscan desarrollar nuevas actitudes y estilos…en la convivencia ,en la familia y la sociedad a veces por vías equivocadas….La publicidad conduce ilusoriamente a mundos lejanos, donde todo deseo puede ser satisfecho por productos con carácter, efímero y hasta mesiánico. Se pretende alcanzar la felicidad con bienestar económico y satisfacción hedonista. (n°46-50)
Nuestro mundo sigue herido desde el primer pecado de la desobediencia por la soberbia humana, pareciera que la historia se repite, aunque el teatro donde se representa la vida, tenga distinto telón de fondo, pero los personajes actúan movidos por los mismos intereses y por las apariencias.
Vemos que lo que cuenta es lo que se deja ver hacia fuera, lo que se tiene ante los demás, y lo que se siente al momento , sin analizar si es verdad o es mentira aquello que puedes percibir , si es auténtico o falso aquello que te dan, si te hace bien o mal aquello que te hacen sentir.
1.- Sigue sonando al oído humano, las palabras tentadoras del paraíso terrenal “seréis como dioses” (Gn.3,5)” y se lo siguen creyendo, fueron engañados y seguimos padeciendo la tentación del poder. En un mundo de apariencias, donde lo que importa es estar en el candelero, deslumbrar, buscando trepar por encima de los demás a cualquier precio, buscando ser servido antes que servir , buscar la vanidades del mundo, fama y honores o el aplauso del protagonismo, olvidando las palabras de Jesús: “ el que quiere ser el primero que sea el último y servidor de todos 2 (Mc.9,35 “ quien se humilla será ensalzado, quien se ensalza será humillado “(Mt.23,12 ). El camino no es ascender sino descender, como Jesús lo hizo, nació en la pobreza de Belén y murió en la cruz de Jerusalén para triunfar el domingo con su resurrección.
2.- Seguimos padeciendo la tentación del placer, viviendo en un mundo hedonista y erotizado, que nos deja en el vacío y la soledad, marcando la huella del pecado y de la esclavitud.
Seguimos escuchando en el desierto de este mundo, como Jesús escuchó, las palabras tentadoras del diablo, queriendo saciar nuestra hambre superficial “di a estas piedras que se conviertan en pan” (Lc.4,3). Y nos lo creímos y seguimos engañados buscando lo fácil, el capricho, lo inmediato, huyendo del valor del sacrificio y la renuncia, desconociendo la respuesta de Jesús, “ no solo de pan vive el hombre sino de toda la palabra que sale de la boca de Dios “(Mt.4,4) desconociendo lo que oculta esa invitación engañosa del tentador, sin escuchar la palabra de Jesús: “velad y orad para no caer en la tentación, el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil “(Mt.26,41) o recordándonos como a la samaritana “ Si conocieras el don de Dios, tú le pedirías y él te daría agua viva…”( Jn4,10). Es fácil fascinarse por un mundo pintado de color de rosa y envuelto en papel celofán, no podemos comer la manzana apetitosa a los ojos, pero llena de gusano por dentro. No podemos fiarnos de las apariencias.
3.-Vivimos en una sociedad de consumo, ambiciosa y egoísta, insolidaria e indiferente, haciéndonos creer que vale más el que más tiene, endureciendo nuestro corazón ante la necesidad del prójimo y creyendo que las cosas y las riquezas dan la felicidad; nos llenamos de cosas que ocupan nuestro corazón y nos vaciamos de Dios, la auténtica riqueza. Como Jesús en el desierto, escuchamos las palabras del tentador “le mostró todos los reinos del mundo y le dijo: todo esto te daré si postrándote me adoras”Mt.4,8-9) y siguen surgiendo adoradores del dios dinero, como el gran ídolo que llena y mueve los corazones y las mentes de quienes mueven la economía del mercado que margina y excluye. ”No podéis servir a Dios y a las riquezas, a Dios y al dinero (Lc.16,13) Nadie como Jesús habló tan claro sobre el peligro de las riquezas, nadie como él vivió la virtud de la pobreza y el desprendimiento. “Que difícilmente entrarán en el Reino de Dios los que confían en sus riquezas “(Mt.18,24). “Insensato, esta noche te pedirán el alma, Y ¿para quién será lo que has acumulado? (Lc.12,20)
Seguimos padeciendo la tentación del tener, el mundo nos arrastra al poder de las riquezas. En nuestro mundo crece la brecha entre ricos y pobres, el hambre y la guerra, por las riquezas acumuladas en manos de unos pocos.
Pero hoy como ayer, surge en la conciencia profunda de los humanos, la necesidad de como el enfermo, reconocer su herida y sentir la necesidad de dejarse curar. La experiencia de los fracasos humanos y la de ideologías dominantes, han dado paso a reconocer que no es más fuerte el que más grita, ni es menos sabio el que hace más silencio. ¿Quién tiene la receta mágica que sane su herida profunda?
Sólo un cambio profundo que exige la conversión personal y permanente que pasa por la oración sincera, de manos inocentes y puro corazón, pasando de la noche del pecado a la luz del alba que es la gracia.

Mas aunque necesaria, no bastará la oración sin el compromiso de la caridad que nace de la fe, como dice el Papa Benedicto: “El amor es una luz -en el fondo la única-, que ilumina constantemente a un mundo oscuro y nos da la fuerza para vivir y actuar”.
“La fe nos compromete a cada uno a convertirnos en un signo de la presencia de Cristo resucitado en el mundo “
“Convertíos y creed en el evangelio”, es la invitación de la liturgia del miércoles de ceniza, al inicio de esta cuaresma; ello nos revela la doble necesidad que hace eficaz la gracia misericordiosa de Dios, la actitud de cambio profundo: convertirse, y la decreer en la Buena Noticia, su evangelio, su palabra. La fe, mueve montañas y todo es posible para el que cree dice su palabra. Ponte en camino y avanza, con la certeza de que Cristo pasó por la cruz, como hemos de pasar nosotros, para llegar también con él a la resurrección y celebrar la Pascua.
Rafael Cob García





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