sábado, 15 de febrero de 2014

BENDICIÓN DE LA CAPILLA DEL MONASTERIO EN PUYO

BENDICIÓN DE LA CAPILLA DEL MONASTERIO EN PUYO

 


15 de febrero de 2014.
Bendición y gloria a Dios que sigue socorriendo a su pueblo
Queridas hermanas Clarisas, P. Damián benefactor de esta capilla que hoy inauguramos, delegación de la fundación Cardenal Echeverría que una vez más nos acompañan en el trabajo mancomunado y solidario de nuestra Iglesia Misionera del VAP.

Hoy nos llena de alegría y gratitud nuestro corazón poder bendecir y consagrar esta capilla en este monasterio de las hnas. clarisas que con ritmo acelerado hemos ido construyendo la infraestructura para que nuestro pueblo pueda contar con un punto referente en su vida espiritual como faro en el camino de la vida cristiana a fin de saber que hay alguien que reza por nosotros y por nuestra ciudad en la oración diaria de la vida contemplativa de las almas consagradas que viven en este monasterio, faltaba ciertamente ese espacio amplio y digno donde el pueblo pueda acompañar la oración de este convento de clausura como es la capilla que hoy bendecimos.

Por ello nuestra gratitud a Dios que ha hecho posible que almas generosas unan fuerzas para hacer realidad un sueño más para alabar a Dios. Ayer bendecíamos en Sta. Cecilia de Villano una capilla semejante a esta para que nuestros pueblos indígenas también puedan contar con ese espacio digno para que la comunidad reunida celebre su fe. Son ya 7 capillas semejantes a esta, las que ha construido en nuestro Vicariato la fundación Cardenal Echeverria, gracias a los convenios de cooperación entre el Vicariato de Puyo y dicha fundación. Como no decir gracias a las manos generosas de las familias católicas de los EEUU quien solidarias con nuestras necesidades han colaborado a través de este causae de caridad cristiana. El Vicariato también viene haciendo un gran esfuerzo para poner su contraparte y hacer posible estas construcciones al servicio de la fe de nuestro pueblo.

Por ello decimos alegría y gratitud dos palabras que resumen nuestro sentir hoy, y junto con estos sentimientos, también queremos pedir a Dios a la luz de su palabra que siga fortaleciendo e iluminando nuestra mente y nuestro corazón.


Hoy en la liturgia dominical nos habla el libro del Eclesiástico del don maravilloso de la libertad que Dios nos ha dado, el poder elegir entre la muerte y la vida, la libertad el arma más poderosa del ser humano para alcanzar los máximos derechos que debemos reclamar pero también para pensar en las consecuencias que se derivan de ejercer esa libertad para el bien o para el mal, cuantas desgracias ocurren en nuestro mundo por usar mal nuestra libertad, por elegir mal, algunas consecuencias gravísimas e irreparables.


Hoy Dios nos recuerda que también el bien y el progreso integral de nuestro mundo depende de nuestro buen actuar y saber elegir, de usar esa inteligencia que nos dio para el bien y no para el mal, de optar por la vida y no por la muerte. Nuestro mundo violento como nunca, sería distinto si el hombre se dejara llevar por esa sabiduría divina, y no por intereses mezquinos y egoístas.
Si conociéramos como dice S Pablo esa sabiduría que no es de este mundo, que es misteriosa, que está escondida y predestinada para los que aman a Dios. Y nosotros no podemos ni imaginar, donde ni el ojo ni el oído ni el pensamiento humano puede pensar lo que Dios tiene preparado para los que lo aman. Y si lo hubieran conocido y se hubieran dejado llevar por esta sabiduría no hubieran hecho lo que hicieron. Crucificar al Señor de la Gloria.


Y nos preguntamos hoy, ¿con que sabiduría nos dejamos mover hoy en nuestro actuar? ¿Cuáles son los criterios y valores por los que los hombres y mujeres de este nuevo siglo XXI actuamos? Cada vez mas mundanos, y marginando y arrinconando las cosas de Dios, por ellos hoy más que nunca debemos ser profetas que sean los centinelas para advertir de los peligros que pueden venir al dar la espalda a Dios. Y al poner nuestro corazón en los intereses materiales en vez en las cosas espirituales. Luego no nos lamentemos, lo que sembramos recogeremos.


Finalmente el evangelio de hoy Cristo nos viene a decir que ha venido a dar plenitud a la ley humana no a quitar las leyes que ya Dios dio a su pueblo, como son los diez mandamientos, como la carta magna para la moral de la ley natural, que hasta eso vamos olvidando.
Habla que Dios manda no matar, y Jesús nos recuerda y va más allá en los detalles del día a día en nuestra relación con los demás, ¿porque se mata al no nacido en el grave pecado del aborto? Acaso ha hecho algún mal esa criatura que ni siquiera le dejan llegar a este mundo., cual son las raíces de este abominable mal, no es en el fondo el egoísmo humano, no es la falta de conciencia de respeto a la vida, o hemos perdido hasta la conciencia de lo que es el bien y el mal, acaso no nos reclama la conciencia cuando se cometen estos pecados contra la vida. Y millones de seres humanos inocentes son asesinados antes de nacer. Acaso no tendremos que practicar ese perdón y reconciliación con el hermano para que nuestra ofrenda sea agradable a Dios, acaso no debemos revisar las causas de nuestras peleas y discusiones para hacer unas familias con mayor paz en los hogares con menos violencia intrafamiliar. Pues todo un ejercicio y tarea que hacer en nuestro convivir.


Jesús habla del matrimonio, del adulterio y del divorcio, no podemos pasar de largo ni de pagina ante esta epidemia de nuestra sociedad, donde queremos justificar el mal que hacen estas llamémoslas enfermedades de los matrimonios y las parejas. El Papa Francisco el día del Amor y la amistad decía a más de 25.000 parejas de que es necesario mantener un si en el amor para toda la vida. La estabilidad de una familia, pasa por ser conscientes de que no hay matrimonio perfecto, no hay esposo o esposa, padre o madre hijos o hijas perfectos. Y por ello debemos saber que en toda relación personal puede haber y de hecho por ser humanos habrá conflictos. Pero ello no es causa para romper u olvidar nuestros compromisos ante Dios o ante los hombres ante nuestra conciencia.


Debemos también ir a la causa de esa infidelidad por la que se cometen los adulterios o se llega a querer el divorcio. Queremos darnos por vencidos y derrotados antes de empezar la batalla. Las batallas se ganan cuando hay voluntad y perseverancia de superar las barreras que nos puedan separar y ponemos los puentes que nos unen, siempre es más lo que nos une que lo que nos separa. Por lo tanto Jesús habla de la unidad e indisolubilidad del matrimonio, que no se nos meta el diablo por medio en nuestros matrimonios queriéndonos engañar. No es más guapo el otro o la otra que tu pareja, la hermosura no la debemos ver en el rostro sino en el corazón. No dejar la puerta abierta al enemigo de la desconfianza de los celos, de la codicia, de la pereza, pongamos la fuerza de la sinceridad, del verdadero amor, que con verdadero amor todo lo aguanta, por amor es paciente, no se engríe no tiene envidia, el amor sin límites del que nos habla el Himno a los Corintios en el cap.13. El amor que vivió S. Francisco y Santa Clara, el amor en el matrimonio como el amor de la vida consagrada debe ser un amor sin límites como el de Jesús como el que Dios quiere que siempre vivamos.


Salgamos fortalecidos de esta eucaristía, 1.- agradecidos por la libertad que regaló Dios cuando nos creó, 2.- pidamos la sabiduría del espíritu para saber utilizar bien la libertad 3.- seamos siempre fieles en cumplir los mandamientos que Jesús hoy nos recuerda porque ellos nos darán la felicidad que vamos buscando.


R.Cob


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario