
El genuino significado de la palabra conversión la identificamos con cambio, que en definitiva, ese es el objetivo común de toda conversión, sin embargo el resultado es diferente según la finalidad perseguida y los medios que la persona pone para conseguirlo. Podemos decir que queremos cambiar el mundo porque no estamos contentos como está. Pero el mundo no cambiará si cada uno de nosotros que somos parte de ese mundo no nos convertimos, el cambio del todo depende del cambio de las partes.
A veces oímos decir que ha cambiado el clima, que han cambiado las costumbres, que han cambiado muchas cosas, pero el cambio de las cosas no se da por el simple deseo de la persona. El maestro pide un cambio en la educación, el hijo pide un cambio a los padres y los padres piden un cambio a los hijos. Aparece un inconformismo en que exigimos el cambio a los demás sin hacer un cambio en el protagonista del que tiene la libertad de decidir, es decir en nosotros mismos.
El cambio ha venido a ser una palabra que suena repetida y utilizada por muchos en diferentes ámbitos de la vida, desde el campo religioso, político, económico y social, pero solo es el eco de la voz de un deseo que no es alcanzado sino se unen la libertad y la capacidad de conseguirlo.
La Política mundial pide un cambio, la sociedad pide un cambio ,la Iglesia pide un cambio, de que cambio hablamos, ¿el cambio es igual a conversión ? el cambio es fruto de la conversión, la conversión es algo más profundo que exige a la persona una revisión de actitudes en su comportamiento desde el interior de su corazón y su conciencia .lo que dicen los documentos de Aparecida, respecto al cambio de la vida de la Iglesia: “no hay una conversión pastoral si no hay antes una conversión personal y esa conversión en el concepto de misión, debe ser radical y permanente.
Pero la conversión entendida desde la dimensión religiosa del hombre no es cualquier cambio, no es un cambio estructural, Jesús pide un cambio de vida y de corazón. Jesús lo pide como condición para salvarse, lo pide como una exigencia urgente, “si no os volvéis a Dios todos pereceréis”. (Lc.13,5)
Todos necesitamos convertirnos, así empezó el precursor Juan Bautista, Mt.3, 2 así empezó el mismo Cristo en su vida pública “convertíos porque está cerca el Reino de Dios. No es un cambio por capricho sino la necesidad para conseguir vivir, como el enfermo necesita la medicina para sanar, Dios ha hecho el diagnostico de nuestro mundo y nos da la receta, nos ha enviado el mensaje con su Hijo Jesús: “cambien su vida y su corazón porque el Reino de los cielos ha llegado”. (Mt.4,17)
Conscientes de que el cambio de las situaciones en nuestro ambiente y en nuestra sociedad es un proceso que comienza por el cambio de las personas, nos preguntamos en esta Cuaresma tiempo y oportunidad para tomar decisiones radicales:
¿Como conseguir hacer esta conversión personal?¿ qué pasos dar para realizarlo?
1.-Sinceridad, vivir en la verdad: Reconocer nuestro pecado. Es el primer paso de la conversión, no hay peor ciego que aquel que no quiere ver, ni peor enfermo que el que no quiere reconocer su enfermedad.
Reconocer que estamos en tinieblas para buscar la luz, que estamos enfermos para buscar la salud. Vivir la verdad nos lleva a dejarnos iluminar y alejarnos de la mentira, no nos auto engañemos pensando nadie sabe, el ocultar las cosas malas no el la mejor manera para conocer y curar nuestro mal, Dios ve hasta lo más oculto de nuestros pensamientos.
2.- Humildad, es el ingrediente necesario para una verdadera conversión, para aceptar nuestra equivocación y asumir nuestra responsabilidad, debemos ser humildes, es fácil dejarse llevar por buscar la propia justificación de lo que hemos hecho mal, muchas veces a pesar de estar equivocado, persistimos en que lo que hicimos no fue por nuestra la culpa. El personalismo, el querer prevalecer nuestra voluntad y nuestro criterio por encima de los demás, la soberbia y la ambición es una tentación muy fuerte en el ser humano y “el seréis como dioses” pensamiento engañoso, que susurró el diablo al oído de Eva, fue el origen del primer pecado que nos cuenta la biblia y sigue siendo hoy el origen y el obstáculo para curar la soberbia. “Si decimos no hemos pecado, le hacemos mentiroso a Dios y su Palabra no está en nosotros” (IJn.1,10) “Os aseguro que si no cambiáis y os hacéis como niños no entrareis en el Reino de Dios”(Mt.18,3) El que se ensalce será humillado y el que se humilla será ensalzado”(Mt.23,12) la humildad es medicina para hallar ante Dios la salud de nuestra alma.
3.-Arrepentimiento. De nada valen nuestros deseos ni nuestras palabras sino van acompañado por los hechos, rectificar es de sabios, para una verdadera conversión en nuestra vida, debe ir precedida de un sincero arrepentimiento, conversión del corazón, resolución de cambiar de vida, reorientación radical de la vida, con la esperanza de la misericordia divina y la confianza en la ayuda de la gracia de Dios, ciertamente que sin la gracia de la misericordia y el poder de la gracia nos seria difícil conseguirlo debemos hacer como el hijo prodigo manifiesta su pecado y realiza el proceso de volver al Padre :”pequé contra el cielo y contra tí , se puso en camino y regresó a la casa de su padre” ( Lc.15,18-19)
Que esta cuaresma sea la oportunidad no solo para recibir el miércoles de ceniza la invitación para cambiar, en las palabras que nos dirán al imponernos la ceniza en nuestras cabezas “conviértete y cree en el evangelio” sino sea para tomar la resolución de una conversión que implica una mirada profunda al interior de nuestra vida reconociendo nuestras heridas y las raíces de nuestros males, y una mirada hacia Cristo que desde la cruz nos invita a creer en el amor de la misericordia de Dios, buscando en la fuente del perdón la nueva vida y la fuerza para conseguirla: el amor misericordioso de Dios.
4.-Amar, seria el ultimo paso de la conversión verdadera, la traducción de nuestro deseo y el propósito de llevarlo acabo no con las palabras sino con las obras. Porque amor no es decir te quiero, sino en silencio llevar la cruz, no se trata de imaginar que es el amor, sino de amar hasta el final, es el sendero que abrió Jesús, dar la vida muriendo por ti y por mí, para que podamos experimentar el amor del perdón. ”Perdónales Padre, porque no saben lo que hacen”, la verdad de la libertad que deseamos tener o experimentar pasa por dejarte liberar con su amor divino, ser un hombre libre es ponerse en las manos de Dios y como barro en las manos del alfarero dejarse modelar, sabiendo que es nuestro Padre y nosotros sus hijos, y que padre dará cosas malas a su hijo.
Se habla de solidaridad pero el amor va más allá, se predica fraternidad, pero sin el amor, es vanidad. No se trata de dignidad sino de amor que hay que sembrar, dar la vida para encontrar y alegrarse con la verdad no con el error, eso es amar. ”La verdad os hará libres” (Jn. 8,32) La Cuaresma es camino hacia la Pascua, y la Pascua que significa paso de la muerte a la vida , es el autentico cambio que certificó Jesús con su muerte y resurrección, debemos morir a nuestro pecado para resucitar a la nueva vida que necesitamos ¡vive la Pascua¡. Con El todo es posible. También tu conversión.
Monseñor Rafael Cob Garcia
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