domingo, 12 de mayo de 2013

FIESTA DE FUNDACION DE PUYO EN SU 114 ANIVERSARIO

FIESTA DE FUNDACION DE PUYO EN SU 114 ANIVERSARIO
Domingo, 12 de mayo de 2013.
Nuestra Sra. del Rosario de Pompeya, patrona de la ciudad.

Cuando llegan las fiestas de la fundación de un pueblo o una ciudad, los historiadores quieren saber todos los detalles que se dieron en el lugar de los hechos, igualmente los pobladores que viven en ese pueblo o en esa ciudad. Porque en definitiva son las raíces que dan vida e identidad a ese pueblo, para entender mejor la manera de pensar y de actuar de sus fundadores.

Estamos celebrando los 114 años de fundación de la ciudad de Puyo, que empezó siendo un pequeño pueblo fundado por un hombre religioso dominico: Fray Álvaro Valladares. Ciertamente que un hombre religioso, es un hombre de fe, un hombre que tiene su espiritualidad, y esa persona es un misionero, consagrado, dominico, que tiene convicciones profundas religiosas bien fundamentadas, y como buen dominico en su espiritualidad está presente la devoción a la Virgen María bajo la advocación del Rosario como buen hijo de Sto. Domingo de Guzmán, quien fundó y extendió la oración del rosario. Por ello Fray Álvaro Valladares encomienda esta fundación a la Virgen del Rosario como el mismo cuenta en su relato fundacional, y diríamos como segundo apellido de procedencia de la patrona titular “de Pompeya”, ciudad italiana donde la Virgen le habla al convertido dominico terciario Bartolomé Longo pidiendo” propaga el rosario” el cual comienza la construcción del santuario de Ntra. Sra. del Rosario en Pompeya en 1891 es consagrado el templo, dicha devoción la trajeron los dominicos que vinieron de Italia a Ecuador, su fiesta es el segundo domingo de mayo, por ello el 12 de mayo día de la fundación de Puyo coincidía con dicha fiesta.
Y desde ese día la ciudad de Puyo ha sido protegida por tan venerable madre y celestial patrona, a ella la pedimos hoy, que siga acompañando a sus hijos en el camino a ese cielo donde hoy su Hijo se eleva en esta fiesta litúrgica de la ascensión dejándonos una promesa y pidiéndonos un compromiso.
Una promesa que nos habla de esperanza: ”Ahora yo les voy a enviar al que mi Padre les prometió… cuando el espíritu descienda sobre ustedes, los llenará de fortaleza…” Dicho esto se fue elevando a la vista de ellos hasta que una nube lo ocultó a sus ojos
Hablar en este día de Ascensión al cielo es descubrirnos que la meta definitiva no termina en la tierra, ver ascender al cielo al que había bajado del cielo hasta lo más humilde y despreciado de la tierra, nos da la gran lección de que para subir antes hay que bajar, y que por lo tanto el camino es descender practicando el servicio y la humildad, oír que se elevó al cielo, oír que hay un cielo, es aprender la gran lección de que la muerte en la tierra no es el final del camino, no es puerta que se cierra sino puerta que se abre, se abre a esa otra vida, donde la soledad, la angustia y el dolor, las lágrimas y las tristezas no tienen cabida. Y todo ello exige en nosotros la fe que es la llave para abrir esa puerta a la eternidad donde Jesús ya se adelantó y nos espera allí.
La promesa de Jesús no se quedó en palabras como tantas promesas humanas, Jesús cumple lo que dice, dijo que resucitaría después de morir y así lo hizo, prometió que enviaría el Espíritu Santo a sus discípulo y que les llenaría de fortaleza para ser sus testigos, y así lo hizo en la fiesta de Pentecostés. Y así pasó


Es el espíritu Santo de Jesús que sigue siendo luz, fuerza y fuego, para iluminar, guiar en medio de las sombras a su Iglesia ante los grandes desafíos que el mundo nos presenta, es el espíritu de Jesús el que sigue dinamizando toda la vida interior y evangelizadora de la Iglesia, y la semilla de la fe que sembraron en esta tierra los misioneros, como Fray Álvaro Valladares, sigue creciendo y multiplicándose. Hoy cumplimos 114 años de vida de la ciudad de Puyo, ¿cuantos cristianos han nacido por el espíritu de aquel puñado de personas que se quedó a vivir en este lugar? cuantas Iglesias y templos se han ido levantando desde aquella capilla que hiciera el Fundador Fray Álvaro en Puyo. Un pueblo cristiano que fue creciendo día a día hasta hoy ser en medio de esta exuberante selva que nos rodea referente de evangelización. Donde misioneros y misioneras dan su vida por los más pobres sin buscar otra recompensa que poder servir a Dios sirviendo al prójimo.
No olvidemos, que decíamos que también Jesús al subir al cielo, nos pidió un compromiso: “serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los últimos rincones de la tierra”…en su nombre se había de predicar a todas las naciones la necesidad de volverse a Dios y el perdón de los pecados, ustedes son testigos de todo esto”
Todo este compromiso, es recordarnos el mandato misionero de Jesús a su Iglesia, ser sus discípulos misioneros exige de nosotros un actuar, no basta con escuchar ni con hablar, ni siquiera solo estar bautizado, debemos pasar a ejercer esa fe recibida, y ser coherente con ella, también hoy nos dicen como a los apóstoles de entonces: “¿qué hacen ahí parados mirando al cielo? el que subió al cielo, volverá, y nos pedirá cuentas de la vida que nos ha regalado.

Hay que caminar, ponerse en camino, descubrir a Dios en el hermano, que puede ser un cielo para ti, ese cielo le podemos perder, es misión nuestra convertir cada día la tierra en camino al cielo, y que no nos entretengamos en las florecillas del camino para no perder la gran belleza del encuentro gozoso con Dios en el cielo.. Mira cuantos hombres y mujeres no saben el camino del cielo y cuantos jóvenes andan desorientados, buscando ser felices y no consiguiéndolo, porque van por caminos equivocados. ¿Cómo llegaran si nadie se lo enseña?.
Pidamos hoy por nuestra ciudad de Puyo, por sus familias, por los que fueron elegidos para guiar y gobernar esta ciudad, que Dios les ilumine y con su Espíritu les llene de sabiduría y fortaleza para cumplir su misión.

Que la Virgen del Rosario de Pompeya bajo cuyo amparo y patrocinio quiso poner el fundador el cuidado, nos defienda de los peligros y nos proteja del enemigo, que ella nos ayude a construir cada día caminos de paz y progreso que hagan de nuestros pueblos comunidades vivas en la fe y acogedoras por el amor por lo cual vivamos en la esperanza hasta llegar todos juntos a ese cielo que Dios tiene preparado para todos los que le aman y cumplen su voluntad.


R.Cob



 
 

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