viernes, 6 de enero de 2012

SEMBRADORES DE ESTRELLAS, ESTRELLAS DE ESPERANZA



Hoy los católicos celebramos la fiesta de Epifanía recordando a los Stos Reyes o Magos de Oriente que guiados por una estrella, llegaron a Belén y encontraron al Niño Dios a quien le adoraron y le ofrecieron sus regalos según nos cuenta la Biblia, oro incienso y mirra. (Mt.2, 1-12)
Desde 1843 en que se fundara la Infancia Misionera, por Forbin Janson, Obispo de Nancy y reconocida como Obra Pontificia en 1922 se ha celebrado en esta fiesta, la fiesta de los niños de la Infancia Misionera. Con la finalidad de - Promover con los niños la conciencia y el compromiso misioneros y educar desde la fe en los valores de la solidaridad y el servicio. Su lema es: De los niños del mundo siempre amigos.
Los niños misioneros del mundo, son un ejercito con una gran fuerza que nos es difícil cuantificar hasta donde llega su obra evangelizadora misionera, en la batalla por desterrar el mal de nuestro mundo y llevar la buena noticia de que Jesús ha venido para salvar a todos los hombres de nuestro mundo, para darles esperanza y amor y todavía muchos no lo saben ni lo conocen.
Podemos preguntar a muchos papás ¿Qué es lo que sus hijos de Infancia misionera les están enseñando? Y nos dirán que en verdad estos hijos de Infancia les cuestionan, les interrogan y en definitiva les dan jaque mate a una sociedad egoísta.
Los niños de la Infancia, Son como esa estrella que iluminó a los reyes magos para que llegaran a conocer a Jesús. Si, cada niño es una estrella de Dios en medio de este mundo que tantas veces está a oscuras y necesita ser iluminado.
Cuentan que un día una estrella le dijo a Dios Padre: ”porque no nos das permiso para bajar a la tierra, estamos viendo a tanta gente que nos miran con sus ojos fijos, mirando la noche estrellada, con tanta curiosidad que queremos conocer que les pasa y como viven. Dios les dio permiso con la condición que regresaran todas al cielo para iluminar la el firmamento en la noche, bajaron y ese día hubo en la noche de la tierra una lluvia de estrellas, la tierra se llenó de alegría y esperanza por unas horas y todas regresaron al cielo, cuando Dios Padre volvió a pasear por el firmamento vio que había un hueco donde faltaba una estrella y preguntó, ¿Quién falta aquí? La estrella vecina le dijo si, la estrella esperanza que se quedó en la tierra, porque le dio tanta pena de cómo el mundo se estaba muriendo sin esperanza y dijo: yo les daré la esperanza a todos y si hace falta, ella daría la vida por ellos, hasta que todos se llenen de esperanza.
Desde aquel día todos los años hay una lluvia de estrellas que Dios manda a la tierra, son los niños de infancia misionera que dan esperanza al mundo.
Cada misionero y misionera son esas estrellas que cada día están dando su vida para ser luz de esperanza para el mundo, en ese niño que sufre, que muere de hambre y de sed, en el cuerno de África o en los rincones más pobres de la tierra, son estrella que guían e iluminan a ese joven que está en la oscuridad de los vicios que le atrapan, que anda desorientado por tantas voces que le gritan y le ofrecen falsas quimeras y promesas, migajas de felicidad que acaban en la angustia y la soledad, sin saber que camino tomar.
Son estrella para ese enfermo que sufre, le curan sus heridas, le calman sus dolores y le toman en sus brazos antes de dormir, le acarician y le cantan una canción de esperanza. Todas las noches de miles y millones de gente les iluminan y les acompañan en el camino, como ángeles de la guarda, estos son los misioneros, son la manifestación de Dios, que habla por ellos, que trabajan por la paz y la justicia, a través de ellos Dios es la sonrisa de los niños y la ilusión de los jóvenes y el amor de tantos hombres y mujeres, el beso y la caricia de Dios para un mudo dolorido.
Por eso hoy queremos dar gracias a Dios por tantos niños misioneros que buscan hacer a otros niños amigos de Jesús, a sus animadores de infancia que semana tras semana van dejando caer la semilla de ese trigo verde y maduro para recoger un día la gran cosecha misionera. Gracias a los padres que ven la felicidad de sus hijos al participar en las tareas que les piden realizar.
Como Jesús nuestro amigo y maestro, primer misionero enviado por el Padre, a quien queremos seguir y servir, y mirando a tantos niños necesitados en el mundo, decir: “de los niños del mundo siempre amigos, millones de niños que necesitan nuestra ayuda, por ello la generosidad de la Infancia Misionera llena el vacío y el egoísmo de tantos hombres y mujeres que esperan en Dios., nosotros somos su voz, sus manos y sus pies, sus ojos y su boca, somos el rostro de Dios. No lo olvidemos cada cristiano debe ser misionero y como estrella, ilumine un camino de esperanza. Que el Niño nacido en Belén y al que los Reyes magos le ofrecieron sus regalos oro incienso y mirra, nos bendiga a todos y nos ayuden a salir de nuestra pereza y de nuestro egoísmo para ser anunciadores de la Buena Noticia: Jesús el Mesías ha nacido.
Monseñor Rafael Cob Garcia

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