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Queridos jóvenes: ALEGRAOS SIEMPRE EN EL SEÑOR “Flp.4,4 Una invitación de tres palabras que nos revelan todo un programa de vida.
Alegraos : la Alegría es manifestación de algo que llevamos en lo profundo de nuestro corazón, es un elemento central al que aspira el ser humano, es el resultado de una experiencia espiritual, es un fruto como diría S. Pablo del Espíritu, hay alegrías falsas y alegrías verdaderas, es fácil distinguir las alegrías falsas de las verdaderas, la alegrías falsas generalmente son las que tienen su origen no dentro sino fuera de nosotros, cuyo fundamento no es profundo sino superficial, por ello no duran son pasajeras tienen sus raíces en cosas caducas, es como querer saciar la sed y nos fuéramos a los charcos del camino en vez de ir a la fuente, son alegrías que no satisfacen ni llenan nuestra vida, que nos dejan luego como al borracho por el alcohol “chuchaquis,” sin poder reaccionar, paralizados por la la droga, o nos dejan en la soledad y angustia como alguien que buscó la alegría en el placer por el placer y se encontró como flor marchita. ![]()
Las verdaderas alegrías tienen su origen en la profundidad del espíritu, nace de la experiencia de beber en la fuente no en los charcos. Llenan nuestra vida y calman nuestra sed, son fruto de la verdad, de la verdadera amistad, del servicio, de la caridad, de la fe y la esperanza. Nos fortalecen y nos hacen sentirnos seguros, contentos, realizados, porque hicimos lo que teníamos que hacer, el bien, no el mal.
Decía el poeta indio Tagore: “dormía y soñaba que la vida era alegría, desperté y vi que era servicio, serví y vi que en el servicio estaba la alegría.
En el Señor.
Nosotros hemos descubierto que la alegría viene de Dios, de nuestra fe en su hijo Jesús, El nos lo ha enseñado, con su palabra y con su vida. Por ello Pablo nos dice: “Alegraos en el Señor. En Cristo resucitado”.
Hoy pareciera que los medios de comunicación dieran a conocer más noticias tristes que alegres. El mundo está marcado a menudo por la amenaza de la tristeza, cuando no se es fuerte en el espíritu, es fácil dejarse robar la alegría. Caer en la tentación de la noche que nos seduce y nos pinta el tentador como la manzana del paraíso, apetitosa por fuera, pero por dentro podemos encontrar el gusano del pecado.
Decía el Papa Benedicto XVI: La aspiración a la alegría está grabada en lo más íntimo del ser humano. Más allá de las satisfacciones inmediatas y pasajeras, nuestro corazón busca la alegría profunda, plena y perdurable, que pueda dar «sabor» a la existencia. Y esto vale sobre todo para vosotros, porque la juventud es un período de un continuo descubrimiento de la vida, del mundo, de los demás y de sí mismo. Es un tiempo de apertura hacia el futuro, donde se manifiestan los grandes deseos de felicidad, de amistad, del compartir y de verdad; donde uno es impulsado por ideales y se conciben proyectos…
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Queridos jóvenes, ¿Qué buscáis en la vida? ¿Alegría? búscala en los caminos donde está, en la luz que es Cristo, no en la oscuridad, buscadlo en las cosas de arriba donde está Cristo no en las de la tierra” dirá S. Pablo, en los caminos del amor autentico que Jesús nos ha enseñado, búscala en la verdad sin engaños ni mentiras, siendo sincero contigo mismo y con los demás, ¿quieres ser libre?, Jesús nos dice “la verdad os hará libres,” búscala en el amor que es servicio y entrega por los demás. Pues mira a Jesús, que vino a servir no a ser servido, búscala en la humildad ¿quieres crecer? Pues comienza a descender pues quien se busca así mismo se pierde, pero el que se pierde por Cristo se encuentra, el que se humilla será ensalzado pero el que se ensalza será humillado. Como Jesús fue ensalzado, se hizo obediente hasta la muerte, por ello Dios le ensalzó.
Cada día el Señor nos ofrece tantas alegrías sencillas, en las que podemos sentir la alegría del espíritu, ante la cascada de agua limpia que baja por la montaña, ante la belleza creada por Dios en nuestra Amazonia, que nos evoca a dar gracias al Creador por la exuberancia de la vegetación y el agua que nos inunda por todas partes, este paraíso que lamentablemente los humanos vamos perdiendo, esto desde la contemplación como el joven Francisco de Asís, di Loado seas mi Señor por la madre tierra y el hermano sol.
Alegraos siempre
Para que esa alegría permanezca, debe ser alimentada como la flor que para no marchitarse hay que regarla y cuidarla
Dios es fuente de verdadera alegría, todas las alegrías auténticas tienen su origen en Dios, porque Dios es amor eterno, en ese amor que se ha difundido en nuestros corazones, somos creados a imagen de Dios, por ello nos ha puesto en este mundo por amor y para amar.. En la medida que estamos con él y cerca de él, experimentamos la alegría, en la medida que nos alejamos de él, sentimos la tristeza.
Para alimentar la alegría debemos permanecer en su palabra que es alegría para el corazón. Jeremías decía “si, encontraba en tu palabra y las devoraba, tus palabras me servían de gozo, eran alegría de mi corazón” (Jr.15,16)
Estamos llamados a ser generosos viviendo en fraternidad y comunión, juntos unidos, mirad que hermosos que los hermanos se quieran, como la primera comunidad cristiana” tenían un solo corazón y una sola alma y nadie pasaba necesidad porque sabían compartir.
Estar alegres exige sacrificio, la cultura actual lleva a menudo dice el Papa, “a buscar metas, realizaciones y placeres inmediatos que no nos ayudan a ser perseverantes en el bien, recibís mensajes empujan a entrar en la lógica del consumo, prometiendo la felicidad artificial, la experiencia enseña que el poseer no coincide con la alegría, hay mucha gente que a pesar de tener muchas riquezas materiales a menudo están oprimidas por la tristeza y sienten un vacio en la vida, hay más alegría en dar que en recibir…
Dios nos quiere felices en su proyecto de vida, sabemos que el camino no es fácil, tenemos muchas tentaciones muchos obstáculos que salvar y en nuestra vida también hay caídas de las que nos tenemos que levantar con la misericordia y el perdón de Dios y seguir adelante, experimentad la alegría del perdón de Dios.
Los apóstoles salieron contentos de haber sufrido las pruebas por Cristo su amigo y maestro.
Le preguntaban al beato Pier Giorgo 1925, ¿me preguntas si soy alegre?, ¿y cómo no podría serlo? Mientras la fe me da la fuerza, estaré siempre alegre, un católico no puede por menos de ser alegre”
Finalmente debemos ser misioneros de la alegría, no puede ser feliz si los demás no lo son, si has encontrado el tesoro que es Jesús mismo, no podemos guardarlo para nosotros, debemos compartirlo y trasmitirlo. “Lo que hemos visto y oído os lo anunciamos”
Decía S. Juan os escribimos esto para que vuestra alegría llegue a plenitud 1 Jn. 1,3-4)
La Virgen María nuestra madre, la que Jesús nos dio desde la cruz, nos enseña en el magnifica la verdadera alegría de donde viene y donde podemos encantarla, “mi alma se alegra en el Señor” se testigo de la alegría, aunque nadie te amara en esta tierra siempre podrás decir, Dios siempre me ama. Y ahí está la raíz de tu alegría, en el amor de Dios, Cristo te ama, ama como él y la alegría no te faltará.
Monseñor Rafael Cob García |
viernes, 27 de abril de 2012
IV ENCUENTRO JUVENIL AMAZONICO PUYO 27 -28-29 ABRIL 2012-04-28
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